Dicen que en el cerro más alto de América hay un alma en pena que vela por los andinistas que se desorientan…


Inicio de la ascensión al Aconcagua
A metros del Monumento Natural Puente del Inca se encuentra el Cementerio de los Andinistas, allí descansan los restos de los amantes de la montaña, alpinistas que murieron escalando el Aconcagua. También hay placas, botas, estacas u otros elementos de escalada en conmemoración a algunas personas que fallecieron y cuyos cuerpos no pudieron ser rescatados quedando atrapados en la montaña.
Entre los muchos nombres que están grabados en las placas del cementerio figura el del austríaco Juan Stepanek, el primer muerto oficial del Aconcagua. Juan Stepanek estaba radicado en Rosario, y en 1926 junto a Miguel Gossier, intentan escalar el coloso de América. Un fuerte temporal los mantuvo aislados durante 6 días, y cuando pudieron retomar nuevamente rumbo a la cima, Gossier exhausto decide descender, pero Juan Stepanek no quiso rendirse continuando camino hacia la cumbre. Veinte años después su cuerpo fue encontrado en el Gran Acarreo, a 6.500 metros de altura, a escasos 500 metros de culminar el techo de América, la cima del cerro Aconcagua, a 6.962 metros de altitud.
Entre los montañistas hay una leyenda que reza que cuando alguien se desorienta en el Aconcagua aparece frente a esa persona un escalador vestido con ropa muy antigua caminando delante suyo, marcando el sendero hasta que recupera la orientación, y ya no hay nada que temer. Una vez que el perdido recupera la calma este guía desaparece entre las tinieblas; varios coinciden en que ese hombre que los guía es Juan Stepanek.
Cerro Aconcagua (6.962 metros de altitud)

cima del Cerro Aconcagua
PARTE 1: Barcelona – Plaza de Mulas
Día 8 de Enero del 2020
Barcelona – Frankfurt – Buenos Aires (Lufthansa)
A las 16:00 horas desde la T1 de Barcelona despegamos rumbo a Argentina con Lufthansa, primero hasta Frankfurt y seguidamente hasta Buenos Aires.

Día 9 de Enero del 2020
Tras un vuelo nocturno con Lufthansa aterrizo puntual en el aeropuerto internacional de Ezeiza a las 8:00 a.m. hora local (4 horas menos respecto a Barcelona). Tras recoger el equipaje y pasar la aduana tengo tiempo para una visita rápida a la ciudad de Buenos Aires y de paso alcanzar el otro aeropuerto de la ciudad, Aeroparque (Jorge Newbery), desde donde cubriré el último tramo hasta alcanzar la ciudad de Mendoza, cambiando no solo de aeropuerto sino también de compañía, siendo LATAM con quien recorro el último vuelo entre Buenos Aires y Mendoza. Una vez aterrice en Mendoza ya estaré asistido al 100% por LANKO, empresa operadora con la cual ascenderé hasta la cima del cerro Aconcagua, haciéndose cargo de toda la organización y logística necesaria. Sólo aterrizar recupero el equipaje facturado y me recoge el «transfer» que me conduce al hotel: Raíces del Aconcagua.

Buenos Aires




Club Atlético Boca Juniors

Club Atlético Boca Juniors











A las 16:00 horas desde el aeropuerto Aeroparque (J. Newbery), y en escasas 2 horas, conecto Buenos Aires con Mendoza a través de un vuelo local con las aerolíneas LATAM; Mendoza es el origen y punto inicial al cerro Aconcagua.
Día 10 de Enero del 2020
Tras una noche reparadora en el hotel Raíces del Aconcagua, y tras un buen desayuno, toca empezar a organizar toda la logística de la ascensión, divido el equipo en dos partes, equipo que me acompañará a lo largo de los 13 días que integrará la expedición al completo, y en una tercera bolsa, que ya metí vacía en el petate, lo que se va a quedar en custodia en el hotel hasta mi nuevo regreso al mismo; a la expedición llevo el mismo petate que facturé y una mochila de 50 litros, mochila que me acompañará desde el primer momento y a diario hasta el final de la expedición, capacidad algo escasa para afrontar desde Plaza de Mulas los tres campamentos previos a la cima pero ya apretaremos. La logística es primordial desde el momento cero.
La primera mañana en Mendoza ya asistido por el guía y junto al resto de integrantes de la expedición se gestiona el permiso de entrada y ascensión al Cerro Aconcagua en el Ente Provincial de Turismo, 800 dólares a pagar que traducido a pesos rondan los 53.000 pesos argentinos. En un Pronto Pago cambio euros a pesos argentinos y seguidamente se realiza el pago junto a la documentación expendida por el Ente Provincial de Turismo.

Tras la gestión del permiso y ya todo en regla se regresa al hotel para empezar a cargar los petates y mochilas a los furgones que nos llevarán hasta Penitentes, 200 kilómetros y 3 horas de coche aproximadamente hasta el refugio a pie de carretera Cruz de Caña a través de la espectacular RUTA 7. Penitentes es el punto de partida de las mulas hasta Confluencia (3.400 metros de altitud) y posteriormente hasta Plaza de Mulas (4.300 metros de altitud), destino del petate. Penitentes es la puerta de entrada al Parque Nacional del Aconcagua, siendo Horcones el verdadero punto inicial al trekking y expedición al Aconcagua. En Horcones se presentan todos los permisos del grupo bajo la tutela de LANKO y es verdaderamente donde da comienzo el trekking que nos llevará hasta la cima del Cerro Aconcagua por la Vía Normal.

Penitentes – Refugio Cruz de Caña (2.580 metros de altitud)




Los Penitentes es una localidad y centro de esquí de la província de Mendoza. Penitentes se encuentra a 25 km del límite internacional entre Argentina y Chile, y a escasos kilómetros de la entrada al Parque Nacional del Aconcagua. El nombre deriva de los riscos que asemejan monjes en actitud de rezos y súplicas.
En Penitentes dividimos definitivamente el equipo, un petate que viajará con las mulas hasta la Plaza de Mulas (4.300 metros de altitud), en dicho petate metemos todo el material de alta montaña y gran parte del grueso del equipo, ya que en escasos 3 días alcanzaremos el campamento Plaza de Mulas, el resto se viene conmigo desde el momento cero. De hecho se nos permite otra división, mochila que iría en esas mismas mulas hasta Confluencia, y así ir ligeros en este primer trayecto y origen a la ascensión al Aconcagua (Horcones – Confluencia), pero solo dispongo del petate y de una mochila, ya lo organicé así desde Barcelona para minimizar bultos y equipaje.
Día 11 de Enero del 2020
Penitentes (2.580 metros de altitud) – Horcones (entrada al parque – 2.750 metros de altitud) – Confluencia (3.400 metros de altitud)


En 4 horas recorreremos el primer trekking que nos subirá hasta el primer campamento de esta gran ascensión: Confluencia. En Confluencia empieza la aclimatización, allí pernoctaremos 2 noches, y será justo al día siguiente de alcanzar Confluencia, donde iremos a buscar una cota superior a los 4.000 metros de altitud, alcanzando el Mirador de Francia en una ruta lineal de ida y vuelta.
Horcones (2.750 metros de altitud) – Confluencia (3.400 metros de altitud)


















Confluencia (3.400 metros de altitud)




Día 12 de Enero del 2020
Cara Sur del Aconcagua
Confluencia (3.400 metros de altitud) – Mirador de Francia (4.300 metros de altitud)
Tras una primera noche en Confluencia amanece un nuevo día ante el cual ascenderemos por encima de los 4.000 metros de altitud para ir activando todos los mecanismos de adaptación a la altitud, aclimatar progresivamente es un aspecto básico a la hora de afrontar con éxito la ascensión al Aconcagua.
HIPOXIA Y ACLIMATACIÓN
El proceso que necesitamos para adaptarnos al cambio de una situación lo denominamos «aclimatación»: tratamos de asimilarnos al nuevo paisaje, acostumbrándonos al descenso paulatino del oxígeno y a su presión, en una lucha interna y fisiológica por la supervivencia. Pero esto toma tiempo. Y no es un tiempo cronológico, uno que uno pudiera medir con un reloj y decir, de manera estándar, que «la aclimatación toma estas horas». No hay una receta única. El proceso de adaptación depende de cada cual, de las condiciones personalísimas del alpinista, por lo que cada uno tiene que descubrir cuál es «su tiempo». El motivo principal por el cual la gente sufre con la altura es la falta de un proceso de adaptación: cuando uno se precipita y sube demasiado deprisa, aparecen los síntomas de un cuerpo desajustado. La principal clave para prevenir el mal de altura es ir subiendo de a poco y lentamente. Es durmiendo donde uno se prueba realmente, porque – como detallaré en el apartado siguiente – esto se volverá difícil. Pasados los días a gran altitud, el cuerpo hará el esfuerzo por aumentar la cantidad de glóbulos rojos, que son los que transportan el oxígeno por los torrentes sanguíneos. Al haber una mayor capacidad de transporte, más cantidad de oxígeno llegará a las células para su correcto funcionamiento.
En mi caso solo sufrí en Cólera (Campo 3), por encima de los 6.000 metros de altitud, justo en la noche prévia al ataque a cumbre, mi cabeza era como una olla a presión a punto de estallar, esa noche no pegué ojo, y al igual le pasó a Andrés, mi compañero de tienda, pero fue «despertar» a las 4:00 a.m. y todo aquel intenso dolor de cabeza desapareció como por arte de magia, mis sensaciones físicas seguían siendo potentes, y dicho y hecho, tiré para cumbre como un tiro con unas sensaciones similares a cuando ascendí en solitario desde Plaza de Mulas hasta Nido de Cóndores en tan solo 2 horas y media. En ningún momento a lo largo de los 13 días de expedición sentí falta de oxígeno al respirar, ni falta de apetito, dando siempre buenos parámetros en los constantes chequeos médicos llevados a cabo: Saturación de Oxigeno en sangre, Tensión Arterial y Ritmo Cardiaco.


ALGUNOS SÍNTOMAS
A mayor altura, suele ocurrir que aumenta el ritmo respiratorio, al mismo tiempo que disminuye el volumen de CO2 disuelto en la sangre (que se exhala al respirar). A su vez, el cuerpo suele producir una mayor cantidad de orina, eliminando más líquido (lo que se conoce como «diuresis»). En consecuencia, la sangre se vuelve más espesa. También se añade la deshidratación por el ejercicio mismo y la consecuente transpiración.
La mayoría de los montañistas padecen trastornos del sueño e insomnio a gran altura. Es decir, no logran dormir de manera profunda y su sueño sufre interrupciones; el descanso es intermitente, lo que también va desgastando. No es inusual, pues, despertar abruptamente con una respiración irregular y/o una sensación de «ahogo»: sucede que durante el sueño, la frecuencia respiratoria disminuye y el cuerpo acusa dicho «bajón» de oxígeno, reaccionando en ocasiones de manera violenta hiperventilando.
Es típico, también, el dolor de cabeza (cefalea) y la sensación de «vértigo» cuando nos levantamos demasiado rápido. Entonces sentimos que nuestro cuerpo pierde el equilibrio y se tambalea. Dentro de los síntomas más comunes del «mal de altura» (MAM), hallamos también la pérdida de apetito, la sensación de debilidad (como cuando uno está resfriado o se siente griposo) y, ya en casos más avanzados, náuseas y vómitos. También disminuyen algo las funciones cognitivas y razonamos «más lento»; nos cuesta mantener la atención. Por otro lado, nos sentimos cansados y somnolientos.
Ya de otro nivel de gravedad son los edemas (pulmonares y cerebrales), potencialmente mortales. Estas patologías se desencadenan rápidamente y requieren de una respuesta médica urgente. En cuanto al primer caso, lo que parte como una tos (producto de la irritación de los bronquios debido a la sequedad del aire) puede terminar en un compromiso de la función respiratoria. En estos casos, dado el aumento de líquido en los pulmones, puede que incluso se perciba un sonido crepitante en la caja torácica. A la larga, debido a la barrera líquida, el organismo no podrá transferir el oxígeno a la circulación arterial y la persona puede terminar «ahogándose». En cuanto al segundo caso, al edema cerebral, aquí también ocurre un desplazamiento anómalo de los fluidos corporales, provocándose una inflamación en el interior del cráneo. Los primeros síntomas son la ataxia (pérdida de coordinación), dolor de cabeza intenso, falta de energía, vómitos violentos, confusión mental, problemas neurológicos y la pérdida del control muscular.


ALGUNAS MEDIDAS
Como hemos dicho, lo primero es contar con una adecuada aclimatación y un ascenso lento y progresivo. Tampoco hay que olvidar beber mucha agua. La hidratación constante puede ayudar en este contexto de una sangre más espesa. Por otro lado, así como en altura dejamos de tener ganas de comer, es necesario tomar conciencia al respecto y obligarse a ingerir las raciones programadas. La falta de energía es algo que queremos evitar a toda costa.
Según algunos estudios, si al montañista le cuesta dormir por las noches, no conviene que tome somníferos («pastillas para dormir» o relajantes de algún tipo), ya que pueden agravar el trastorno del sueño a gran altura y debilitar aún más la respiración. Pero sí puede que sirva una dosis pequeña de acetazolamida (in situ o unos días previos a la expedición), asunto que se debería consultar con el médico.
Dado el dolor de cabeza y la sensación de vértigo, sugiero realizar movimientos lentos, al menos hasta que el cuerpo se acostumbre. Es decir, evitar levantarse de golpe cada vez que salga de la carpa, no agacharse bruscamente al calzarse las botas, etcétera, por poner dos sencillos ejemplos. Por otro lado, dado que a gran altura «pensamos peor», sugerimos trazar los planes antes de la expedición o, a lo sumo, en el campamento base. Las improvisaciones, cuando nos acosa el mal de altura, son peligrosas. También hay que tener ojo con la somnolencia: por muy agotado que se sienta uno, no echarse a dormir en cualquier lugar. Puede que, cuando uno despierte, todo esté cubierto de niebla y desorientarse; o puede que el frío te carcoma, o que ya sea de noche. Nunca perder el control.
Como es sabido, a grandes alturas algunos montañistas llevan oxígeno embotellado y/o cámaras hiperváricas portátiles. Pero, sea cual sea el síntoma (nauseas, vómito y dolor de cabeza intensos, o ya el desarrollo de un edema pulmonar o cerebral), el mejor tratamiento es bajar y siempre bajar, es decir, perder altura de inmediato. Sencillamente descender unos 1.000 metros puede ser el mejor de los remedios para salvar la vida.
Tampoco llevar niños a gran altitud. Ellos no se logran aclimatar como un adulto y, por lo tanto, sólo sufrirán por encima de los 3.000 metros de altitud.

















Día 13 de Enero del 2020
Tras una segunda y última noche en Confluencia nos dirigimos al siguiente campamento, tras un buen desayuno a primerísima hora de la mañana abandonamos Confluencia para alcanzar Plaza de Mulas a 4.300 metros de altitud. En Plaza de Mulas pasaremos 4 noches y 3 días, días que dedicaremos a aclimatar alcanzando cotas ya superiores a los 5.000 metros de altitud antes de seguir progresando hacia un único objetivo: alcanzar la cima del Cerro Aconcagua.































Día 14 de Enero del 2020
Día de descanso que yo dedico a entrenar. El grupo en general, compuesto de 8 personas donde me incluyo yo, se compone de una pareja francesa, un Nor-Coreano, uno de Baréin, uno de Rumanía, uno de Isla Reunión, y finalmente un Chileno. Los más fuertes el Chileno y el de isla de Reunión, el resto se encuentran con una montaña que les va del todo grande, de hecho, a cima llegaremos solo 4, el de Isla Reunión, el de Chile y yo, la sorpresa la da el Nor-Coreano que fue de menos a más, eso si, llego a solas con uno de los tres guías que nos acompañaron en unas condiciones bastante lamentables y a mucha distancia nuestra, pero ahí estuvo, en la cima del Aconcagua!. Aconcagua no es Kilimanjaro.
Plaza de Mulas – Canadá (Campo 1) – Nido de Cóndores (Campo 2)

Preguntando cuando tardan los porteadores hasta Canada (Campo 1) me dicen que aproximadamente unas 2 horas, con esa referencia y ligero de equipaje a mis espaldas hago «click» en mi Garmin y empiezo la ascensión con el objetivo de alcanzar el Campo 1 (Canadá). Tras 2 horas y cuarto de marcha veo a lo lejos un medidor de viento (anemómetro) y no me cuadra mucho lo que me dijeron sobre los tiempos de los porteadores, yo he subido como un tiro y ligero, y si aquello es Canadá voy muy mal respecto a ellos, sigo subiendo y pregunto a un grupo que esta descansando justo a la vereda del sendero. «¿Canadá?, Canadá te lo has pasado hace mucho, el medidor de viento que se ve allí es justo la entrada al Campo 2, Nido de Cóndores». Y es que, acostumbrado a ver en cada entrada de un campamento el letrero con el nombre del campo en cuestión, es justo Canadá – junto al de Cólera también (Campo 3) – los únicos que no tienen el nombre dando la bienvenida. Subiendo si que vi unas tiendas de campaña pero pensé que era una avanzadilla de gente por libre que decidió acampar allí, y como mi reloj marcaba una hora y pocos minutos, di por hecho lo que me llevó a errar y a continuar subiendo. Llegaba a Nido de Cóndores con un tiempo de 2 horas y 30 minutos.
Plaza de Mulas – Nido de Cóndores (más de 1.000 metros de altitud ganados).














Nido de Cóndores (5.380 metros de altitud)





Inicio el descenso

Canadá (Campo 1)


Canadá (Campo 1)



Plaza de Mulas (4.300 metros de altitud)

Plaza de Mulas

Plaza de Mulas
La bajada desde Nido de Cóndores hasta Plaza de Mulas la realizo en menos de una hora con unas sensaciones buenísimas y prácticamente moviéndome a un ritmo casi idéntico a los entrenos previos realizados en Barcelona sin altitud.
Día 15 de Enero del 2020
Al día siguiente, ya con el grupo, conectaremos nuevamente Plaza de Mulas y Canadá para seguir aclimatando, con el añadido de que empezaremos a portear comida y agua entre todos, víveres que almacenaremos allí empaquetados en petates, petates que quedaran al raso tapados con piedras, en vista a que en breve acamparemos definitivamente en Canadá para seguir aproximándonos a la meta: la cima del Aconcagua. En Canadá no hay nieve que deshacer y nos vemos obligados a portearla desde Plaza de Mulas. En esa misma jornada yo prosigo junto a Mata hasta Nido de Cóndores con más provisiones sólidas que almacenaremos en el Campo 2. Por segundo día consecutivo alcanzo Nido de Cóndores, habiéndome recuperado casi al 100% de la ascensión en solitario del día anterior. La expedición se compone de tres guías y Mata es el segundo al mando, siendo Colo el jefe de la expedición, y Gabi el tercero. Si conseguimos alcanzar cima Mata coronará su cima número 40, impresionante bagaje que solo hace que patentar su enorme experiencia como alpinista.




Canadá (Campo 1) – 5.000 metros de altitud

Canadá (Campo 1)


Mata y yo continuamos hasta Nido de Cóndores (Campo 2) – 5.400 metros de altitud


Nido de Cóndores (Campo 2) – 5.400 metros de altitud

Nido de Cóndores (5.400 metros de altitud)

Nido de Cóndores (5.400 metros de altitud)

Nido de Cóndores (5.400 metros de altitud)
Nido de Cóndores – Plaza de Mulas






Aconcagua
Plaza de Mulas


Día 16 de Enero del 2020
Día de descanso
Plaza de Mulas

El día de cumbre se acerca y ya los guías están muy pendientes de las previsiones meteorológicas, previsiones que por la proximidad del asalto final a cima se empiezan a considerar muy en serio. Y los partes meteorológicos empiezan a dar señales de que el tiempo se complica, así que los guías deciden adelantar el día de cumbre, pasando del día 22 de Enero al 21 de Enero; el día 22 según todas las previsiones entra una borrasca acompañada de fuertes vientos, condiciones adversas que imposibilitarían cualquier intento de cima, es más, dicha borrasca parece que viene para quedarse. Así que la ascensión al cerro Bonete programada para el día siguiente 17 de Enero queda anulada y se decide salir definitivamente hacia el Campo 1 (Canadá) abandonando Mulas y ganando un día al programa de ascenso. La cima anhelada cada vez esta más cerca.

Enlace a la parte 2: click