Proyecciones del Teide al amanecer, la sombra se proyecta cubriendo por completo la isla de La Gomera…

Estamos a casi 4.000 metros de altura, las temperaturas son extremadamente frías, estamos hablando de alta montaña, ver el amanecer desde el cráter del Teide implica soportar temperaturas bajo cero, arriesgarse a no ir bien acondicionados con ropa técnica de alta montaña significa sufrir una hipotermia y morir congelado.
Por encima del misterioso mar de nubes que cubre las faldas del Teide, tanto en invierno como en verano, las lluvias y las nevadas son siempre escasas; debido a las bajas temperaturas y a las fuertes heladas nocturnas, el Parque Nacional del Teide permanece nevado durante varios meses al año. Esta escasez de precipitaciones nos indica una sequía muy acentuada.
En los días más calurosos se alcanzan los 34 grados centígrados de temperatura que, por la noche, durante el invierno, pueden descender bruscamente hasta los menos 16 grados centígrados. Además, existen grandes oscilaciones térmicas diarias, cuya causa está en la intensa irradiación de una atmósfera extremadamente despejada. Las temperaturas mensuales medias varían entre 4,6 grados centígrados en el mes de Enero, hasta los 18,4 grados centígrados en el mes de Agosto, siendo la media anual de 10,9 grados centígrados.
A estas extremas condiciones, hay que sumar violentos y fuertes racheados vientos que, a veces, baten las cumbres a velocidades de 200 km/h, por lo que es difícil imaginar que pueda existir alguna clase de vida que sobreviva en tan inhóspitos y bellos parajes. Las sensaciones térmicas pueden superar de largo los 30 grados bajo cero.
Durante la estación fría no es raro toparse con un curioso fenómeno, que las gentes del lugar denominan la «cencellada» y que consiste en grandes cristales de hielo de hasta 15 centímetros ocupando las hojas de las plantas.
El clima del Parque Nacional está condicionado por las extremas condiciones de altitud, fuerte insolación y variación térmica. Se puede definir como un clima continental subalpino, muy diferente al imperante en las zonas bajas y medias de la isla.





Nos disponemos a regresar de nuevo por el sendero del Telesforo Bravo hasta La Rambleta, donde recuperaremos las mochilas e iniciaremos el descenso por la ruta Nº 7 en dirección a Montaña Blanca.



Pico del Teide (3.718 m.)
Nos cargamos de nuevo las mochilas e iniciamos el descenso por el sendero y ruta Nº 7, nuestro primer objetivo antes de alcanzar el Refugio de Altavista es visitar La Cueva del Hielo. En dirección Este damos inicio a un largo descenso.
Os pongo el enlace de la ruta Nº7 que realicé de subida desde el Portillo, aquí encontrareis muchas más fotos que en esta entrada de dicho sendero Nº 7.





Salimos de la Cueva del Hielo y encaramos ya directos hasta el Refugio de Altavista, situado a 3.260 metros de altitud.


Montaña Blanca en el horizonte

Pasamos casi de largo del Refugio de Altavista, haciendo simplemente una breve parada para quitarnos ropa y beber agua, el sol empieza a apretar y las temperaturas suben rápidamente, algo que se agradece en el alma después del amanecer gélido de pocas horas atrás.

Montaña Blanca en el horizonte


Enormes bombas lávicas son protagonistas en el camino.


Tajinaste

Huevos del Teide

Huevos del Teide

Huevos del Teide

Montaña Rajada en frente


Nosotros dejamos el coche en la Base del Teleférico, así que, aún nos toca caminar 2,4 kilómetros desde el Parking de Montaña Blanca hasta nuestro primer coche; ya por asfalto, en breve, nuestra grandiosa excursión toca a su fin; infinidad de emociones y esfuerzos muy pronto se verán recompensados por el recuerdo de todo lo vivido en compañía de mi amigo y compañero de ruta Miguel.

TF-21

TF-21

TF-21
Solo nos queda recuperar el segundo coche y poner punto final a tan espectacular y épica ruta; hemos cruzado casi por completo todo el Parque Nacional de las Cañadas del Teide por un terreno poco frecuentado, inhóspito y lleno de belleza. De Oeste a Este nuestro inolvidable camino permanecerá por siempre en nuestro corazón.
