Un viejo amor arde en la memoria de un corazón que nunca dejo de querer…


Camino de Candelaria – Tenerife
Descubrí que mi obsesión de que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su estilo, no era el premio merecido de una mente en orden, sino al contrario, todo un sistema de simulación inventado por mí para ocultar el desorden de mi naturaleza. Descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra mi negligencia; un lejano día encontré una tierra ante la cual ya no quise disfrazar ese desorden y ser yo mismo en simbiosis con estas tierras de lava y fuego. En ese preciso instante tomé conciencia de que la fuerza invencible que me ha impulsado no fueron los «amores felices» sino una naturaleza extrema donde impera la teoría del caos: lluvias, nieves, granizos, vientos, nieblas, calimas, selvas, desiertos, sol, inviernos y veranos conviviendo juntos en una misma esfera, en un mismo tiempo, en unas islas atlánticas donde las estaciones perdieron sus nombres…
Me pregunto cómo pude sucumbir en este vértigo perpetuo que yo mismo buscaba, provocaba y temía. Flotaba entre nubes erráticas y hablaba conmigo mismo ante el vacío de unos barrancos y senderos con la certera ilusión de averiguar quién soy. Era tal mi desvarío que tuve que sacar fuerzas de flaqueza para vencer estos inmensos abismos de unas islas atlánticas que dieron muchas respuestas a los porqués de mi existencia…

Kilómetro vertical a través de un viejo sendero de peregrinos que une la piscifactoría de Aguamansa (1.000 metros de altitud) con el Mirador de La Crucita, mirador que roza la propia cumbre de la montaña que lleva su mismo nombre, Montaña de La Crucita (2.054 metros de altitud). Cada año, el 14 de Agosto, miles de tinerfeños concurren allí para la romería en honor a la patrona del Archipiélago. Esta ruta que atraviesa toda la espesa y densa Corona Forestal nos ofrece toda la imponente belleza de la región del nacimiento del valle de La Orotava. Conforme avanzamos y subimos en altitud el espeso bosque de enormes pinos va menguando, un anillo conocido como la Corona Forestal rodea el corazón de la isla y marca esa frontera natural que delimita el Parque Nacional del Teide; es al final de estos inmensos bosques de pinos negros cuando el sendero se radicaliza y se transforma en un terreno radicalmente lunar apareciendo un inmenso volcán piramidal que se pierde en el firmamento, el estrecho camino horadado por infinitas pisadas se abre por las pronunciadas laderas de lava que brillan en todos los matices de rojo, en constante y fuerte subida nos lleva hacia la cresta de la Cumbre Dorsal, la cual, parte la isla en dos, un Oeste que nos muestra toda la inmensidad de un valle, La Orotava, y un Este, donde otro valle, el de Güimar, comparten dos opuestas caras de una misma moneda, un Este soleado en confrontación con las nieblas de un Oeste donde los alisios bañan casi a diario estos inmensos bosques de La Orotava.





Las cifras de este final de año 2017 dibujan cómo la sequía resquebraja España por los cuatro costados. Estamos asistiendo a una sucesión continuada de récords que no pueden considerarse como fenómenos puntuales. Tras 3 largos años de escasez de lluvias el problema llega para quedarse, la lluvia no va a ser suficiente. Lo que está cambiando es el clima, no el tiempo.
El primer signo de alarma es la caída de las precipitaciones. “Hasta abril del 2018 serán inferiores a la media durante todos los meses». El otro dato lo da el año hidrológico – marcado del 1 octubre de 2016 al el 30 septiembre del siguiente – en el que «las lluvias fueron un 14% inferiores a la media”.
Pero los problemas no terminan aquí. Las altas temperaturas son la segunda causa que motiva la sequía extrema. Este año será el más cálido de los últimos cien años, pero es que de los diez últimos más cálidos del siglo, nueve son los anteriores a éste.
¿El resultado?: más insolación y más evaporación del agua, cruda realidad que afecta de pleno a la flora; plantas, árboles y arbustos transpiran mucho más rápido, lo que se traduce en suelos resecos y vegetación agostada.
Fotografías tomadas en este mismo valle y camino de Candelaria 5 años atrás cuando las lluvias frecuentaban este valle que siempre fue reino de nieblas y lluvias:

Valle de La Orotava
La Orotava, extenso valle mojado y sin polvo, tierra compactada por inagotables vientos aliseos cuya lluvia horizontal barnizaban y daban brillo a unos colores y texturas de una Orotava única e irrepetible, un valle donde el agua mantenía el bosque joven e inmortal, y ahora, envejecido de repente por unas lluvias cada vez más escasas y erráticas, el paisaje se siente triste, agrietado y polvoriento, una Corona Forestal que lentamente se esta ahogando ante la necesidad de una humedad que no llega.
La solución pasa por entender la transformación que se ha producido tras la llegada del cambio climático. La situación no es la misma que la de años atrás, cuando “las sequías eran episodios meteorológicos”. Ahora, en cambio, “están asociadas directamente al aumento global de la temperatura”… y todo parece que va a ir a peor según los climatólogos.



Área Recreativa Pedro Gil


































Ya divisamos la arista que conforma la Cumbre Dorsal…










Puerto de La Cruz


Teide




Mirador de La Crucita – Carretera de La Esperanza – TF24 (1.980 metros de altitud)

Carretera de La Esperanza – TF24

Carretera de La Esperanza – TF24

Carretera de La Esperanza

Carretera de La Esperanza – TF24
Alcanzamos la Cumbre Dorsal que divide la isla en diagonal, y aparece otro valle multicolor que combina un cuadro paisajístico heterogéneo y de radicales opuestos, Güimar, una inmensa ladera que se precipita hacia un Este dónde el camino de Candelaria da fin en la basílica de La Candelaria. El Mirador de La Crucita de orientación sureste y situado en la misma TF-24 – Carretera de La Esperanza – es uno más de los innumerables balcones naturales de la isla de Tenerife, la Caldera de Pedro Gil se precipita en un Valle de Güimar donde coexisten varios protagonistas que transforman el paisaje en un cuadro de contrastes antagónicos, el Volcán de Arafo o de Las Arenas que entró en erupción por última vez en 1705, la inmensa dorsal de Cho Marcial, verdes, negros y marrones que pintan un cuadro conmovedor con la isla de Gran Canaria recortándose en el horizonte.

Cho Marcial – Pico del Valle

Cho Marcial – Pico del Valle

Volcán de Las Arenas


Teide

Cho Marcial – Pico del Valle
Desde la cima de la Montaña de La Crucita, a 2.054 metros de altitud, alcanzamos el final de nuestra ruta, ya no podemos ascender más, toca regresar al Mirador de La Crucita y desde allí a la Piscifactoría de Aguamansa (1.000 metros de altitud) por idéntico camino.

Carretera de La Esperanza – TF24

Volcán de Las Arenas
Regresamos por idéntico camino hasta regresar de nuevo al origen de esta ruta, la piscifactoría de Aguamansa, 1.000 metros de altitud en fuerte desnivel nos vuelven a separar del origen y meta de nuestra ruta de hoy.


Teide

Teide











Área Recreativa Pedro Gil




Piscifactoría de Aguamansa
Cerrada este mes Septiembre del 2017; las causas del cierre las detalla la siguiente noticia del periódico La Opinión de Tenerife: click

Enlace a la misma ruta 5 años atrás: click