GC-200:
GC-210:
Espectacular ruta por asfalto.


Dos carreteras, la GC-210 y la GC-200, dos rutas por asfalto donde la orografía es sencillamente espectacular, enormes acantilados y barrancos encajados, una flora repleta de cardones y tabaibas, túneles horadados en piedra, pantanos y presas, una carretera estrecha y sinuosa que serpentea una de las partes más espectaculares de la isla de Gran Canaria, primero acompañados por decenas de kilómetros de costa Atlántica, para luego, desde La Aldea, y en diagonal, adentrarnos y elevarnos hasta la idílica mole y masiva cumbre de Gran Canaria.
Partí en coche desde el Puerto de las Nieves (Agaete), recorriendo toda la parte Oeste conocida como Anden Verde (GC 200), la carretera bordea constantemente acantilados que superan los 600 metros de altura, paredes verticales y escarpadas que cortan en vertical un Atlántico intenso y azul hasta llegar a la localidad de La Aldea, punto de inflexión de nuestra ruta, y así, adentrarnos por otra bellísima carretera, la GC-210, ruta de rugoso asfalto que nos conduce hasta el mismísimo centro y corazón de la isla, un monumento pétreo de proporciones colosales que corta la respiración, siempre custodiada por sus dos emblemáticos e impasibles roques, Bentayga y Nublo.
Salimos de Puerto de las Nieves (Agaete) en dirección a La Aldea (GC-200):

Puerto de Las Nieves y Agaete en el horizonte

Puerto de Las Nieves en el horizonte




muy próximos ya a La Aldea
Alcanzamos la bonita localidad de La Aldea, ya en el horizonte, vemos imponentes muros que se adentran hacia el interior de la isla: la cumbre de Gran Canaria, rozando los 2000 metros de altitud.

Nos adentramos en la isla, abandonamos la costa y cogemos la GC-210, dejando atrás la localidad de La Aldea.










Roque Bentayga y Roque Nuble en el horizonte

Roque Bentayga y Roque Nublo








GC-210 – Gran Canaria


Pasado Acusa, a muy pocos kilómetros, alcanzamos un cruce de carreteras que nos lleva a la localidad de Artenara y/o al Parque Natural de Tamadaba. antes de dirigirnos a Artenara, nos adentramos en el Parque Natural de Tamadaba; una bellísima circular bien asfaltada que nos ofrece uno de los parajes más bellos y verdes de la isla de Gran Canaria:


Regresamos al desvío que nos adentró en el pinar de Tamadaba y nos dirigimos finalmente a la localidad de Artenara.
La bonita localidad de Artenara, situada a una altitud de 1.270 metros, nos ofrece unas vistas de ensueño de toda la cumbre Gran Canaria: Roque Bentayga, Roque Nublo, un espectáculo visual, único e irrepetible:


Roque Nuble como estandarte de la isla


Roque Nublo en el horizonte – Cumbre Gran Canaria
Tempestad petrificada
De esta manera tan escueta pero tan acertada describió el genial Miguel de Unamuno los paisajes atormentados del corazón de la isla de Gran Canaria. Y no es para menos. Si subes desde la capital hacia las cresterías, la geografía isleña se muestra amable con suaves rampas que suben de manera incesante hasta el borde de la Caldera de Tejeda.
Entonces, la naturaleza impone su fuerza y los paisajes plácidos, casi bucólicos, se convierten en todo un desafío a las leyes de la lógica y, sobre todo, a la gravedad. Las piedras se retuercen hacia el abismo y los pequeños pueblos, como Artenara o Tejeda, parecen vivir en un permanente estado de alerta ante la posibilidad de caer por el risco o quedar sepultado por él.
Dicen los expertos que un gran cataclismo acabó de golpe y porrazo con la gran montaña que culminaba esta pirámide truncada que es la Gran Canaria. La cicatriz de esta explosión magnífica es ahora un paraje de belleza casi lunar donde los roques adquieren especial protagonismo.
El más conocido y quizás, más querido por los isleños, es el Nublo, un monolito de más de 60 metros de altura que quedó colocado casi como por arte de magia en una gran explanada de piedra desde la que se domina toda la comarca. Un camino recientemente acondicionado llega hasta su base y permite disfrutar de alguna de las vistas más sobrecogedoras de Canarias. Los días claros, los más, es posible ver cómo el vecino Teide flota sobre su colchón de nubes.