
GR por la isla de La Gomera – Garajonay – parte 2
Tras una plácida noche de vivac en el pueblo de Chipude, retomo por Pavón el camino de vuelta, camino que recorre íntegramente el GR131, caminos y senderos de extrema belleza que me devolverán a la capital gomera, San Sebastián de La Gomera, haciendo nuevamente cumbre en el Alto de Garajonay.
En breve entramos en el Monteverde del Parque Nacional de Garajonay, dejamos atrás el impresionante barranco de Erque, barranco que forma una de las cuencas hidrográficas más importantes de la isla de La Gomera. Un barranco muy singular y espectacular de colosales flancos encajados.
El Parque Nacional de Garajonay debe su nombre a la leyenda de los amantes Gara, princesa gomera y Jonay de Tenerife quienes ante la desaprobación de su amor por sus familiares, decidieron clavarse una lanza de madera y tirarse desde el pico más alto de la isla.
Me desvío del GR131 para visitar el Mirador de Igualero, el mal tiempo comienza hacer acto de presencia, las nubes cierran cualquier posibilidad de poder disfrutar de las hermosas vistas que ofrece este mirador.
Recupero el GR131, a partir de aquí, una vez que dejamos atrás la localidad de Igualero y hasta el Alto de Garajonay (1.487 metros), fuertes y constantes rampas son las protagonistas hasta culminar en la cima Gomera; el tiempo se complica, un viento frío e intenso me obliga a parar y abrigarme de arriba abajo con las tres capas, un frío que se ve intensificado por la constante llovizna y lluvia que ya hará acto de presencia hasta muy pasado el aún muy lejano mirador de los roques de Agando y compañía.
¿Hace frío en La Gomera?, puede hacer mucho frío en medianías y cumbre, la noche que pasé en vivac en la misma localidad de Chipude en un mes de Marzo, el termómetro bajó hasta los 8 grados, y la sensación térmica era de largo inferior a esos 8 grados debido a la fuerte humedad y a un viento que cortaba.
Es una verdadera pena todo el brezal quemado a consecuencia del grave incendio que sufrió la isla en el trágico mes de Agosto del 2008, decir que están trabajando a diario podando y limpiando el parque para acelerar su recuperación, aunque las previsiones más optimistas, para su total recuperación, son de aproximadamente 15 años.
Garajonay está formado por una tupida selva conformada por diferentes especies vegetales, envuelta frecuentemente por un mar de nubes que confiere al bosque un aspecto mágico. Estas nieblas, cuya carga de humedad es interceptada por el propio bosque son esenciales para su propia supervivencia en un territorio insular dominado por la aridez. Este bosque, siempre verde, recibe el nombre de laurisilva, que significa selva de laureles, ya que la mayor parte de especies arbóreas que la componen presentan hojas similares a las del laurel, y cuya existencia está ligada una elevada humedad y temperaturas suaves con escasas oscilaciones durante el año.
Este bosque de laurisilva canaria, ocupa una extensión de unas 4.000 hectáreas, lo que supone cerca de un 11 por ciento de la superficie total de la isla. Es un relicto de los bosques subtropicales que ocupaban buena parte de Europa y norte de África hace varios millones de años, por lo que “Garajonay” puede considerarse como un auténtico fósil viviente. Para proteger este ecosistema, en 1981 fue creado el Parque Nacional de Garajonay que, posteriormente, en 1.986 fue declarado Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO, máximo reconocimiento que puede alcanzar un espacio natural protegido.
Los bosques de Garajonay no son homogéneos apreciándose diferentes tipos de bosques y otras formaciones vegetales donde viven con unas 2000 especies de flora, destacando el elevado número de especies endémicas exclusivas de la Isla y de Canarias. Entre los diferentes tipos de bosques que nos podemos encontrar están: Fayal-brezal seco, en aquellas zonas donde la humedad es menor formado por el mocán, palo blanco, barbusano, brezo y faya, entre otras especies. En los valles más húmedos orientados hacia el norte encontramos la laurisilva de valle, donde la vegetación está formada principalmente por enormes viñátigos y tiles, que pueden alcanzar los 35 m de altura. En las laderas húmedas encontramos la laurisilva de ladera, formada básicamente por loro, faya, y aceviño. En las cumbres, donde las incidencias de las nieblas es mayor aparecen los enigmáticos brezales de cumbre y en la vertiente sur domina el fayal-brezal. En el Parque destacan también los riachuelos que conforman la red de corrientes permanentes de agua mejor conservada de Canarias.
La gran variedad de hábitats del Parque alberga una rica y diversa fauna, formada por invertebrados, vertebrados, anfibios, reptiles y aves, muchos de ellos endémicos. Dentro de éste último grupo cabe destacar la paloma rabiche y la paloma turqué.
Una vez más la fotografía pasa a segundo plano ya que el mal tiempo tapa las maravillosas vistas que ofrece el Alto de Garajonay (1.487 metros de altitud).
La Meseta de Garajonay está asentada sobre capas horizontales de rocas basálticas que contienen un gran acuífero.
Las selvas que tapizan las cumbres gomeras han protegido de la erosión a los basaltos horizontales, material geológico sobre el que se asienta la mayor parte del parque, desde donde parten los barrancos de forma radial hasta llegar al mar, como si fuera un exprimidor de naranjas gigantes. La erosión durante millones de años y el manto verde de las cumbres gomeras, hacen casi imposible descubrir rasgos volcánicos de los períodos eruptivos. Una interminable maya de taparuchas (fisuras por donde manaba la lava como si fuesen grandes cicatrices) y los roques (lava solidificada en la chimenea volcánica expuesta a nuestros ojos al erosionarse el cono volcánico con el paso del tiempo), son dos de los rasgos geológicos más característicos de la isla. Los Roques de Agando, Carmona, Ojila y la Zarcita nos regalan una estampa inigualable.
Parte de este espacio se encuentra incluido en el P.N. de Garajonay, mientras que el sector Sur forma parte de la Reserva Natural Integral de Benchijigua.
Cuando llegaron a La Gomera los conquistadores al frente de Hernán Peraza «El Joven» la isla se encontraba dividida en cuatro cantones: Hipalán (San Sebastián), Mulagua (Hermigua), Agana (Vallehermoso) y Orone (Valle Gran Rey). Entre estas tribus o cantones se intercambiaban los hombres y mujeres para el matrimonio y así evitar una posible consanguinidad.
Tras los pactos acordados con Hernán Peraza, éste participó en un acto de hermanamiento que consistía en beber leche de una misma vasija (gánigo) con los demás miembros del cantón de Orone. Tras este ritual ya quedaban hermanados según la tradición.
Hernán Peraza a pesar de lo acordado ejerce una dura tiranía y opresion sobre el pueblo gomero. Además tiene amores con la princesa Iballa a la que tendría que considerar su hermana tras el pacto de hermanamiento.
Así que en 1488, cansados los gomeros de tanto abuso deciden rebelarse y recuperar la libertad perdida. Es la llamada «Rebelion de los Gomeros».
Previamente en la Baja del Secreto, en Valle Gran Rey, se reúnen el sabio Hupalupa, el jefe guerrero del bando de Mulagua: Hautacuperche y el hijo de Hupalupa: Amalaguise (al que el mismo Hupalupa le da muerte por traidor), para trazar un «plan».
Iballa y Hernán Peraza se veían en la cueva de Guahedun (situada en la actual Degollada de Peraza) y es allí donde Hautacuperche le tiende una emboscada y le da muerte.
Después, asaltó la Torre del Conde en San Sebastián, donde estaba su viuda Beatriz de Bobadilla. En este asalto fue muerto Hautacuperche, eso sí luchando por la liberación de su pueblo.
La venganza de Beatriz de Bobadilla fue terrible. Pide ayuda al gobernador de Gran Canaria, Pedro de Vera, que acude rápidamente, generando unos de los hechos más crueles que se recuerdan no sólo en La Gomera sino en toda Canarias, matando a todos los varones mayores de 15 años de los bandos de Orone y Mulagua.
Tras un reconfortante descanso junto a un café y una tarta de manzana en el restaurante Degollada de Peraza, retomo el GR131, cada vez más cerca de mi objetivo y meta: San Sebastián de La Gomera.
Tomamos dirección a Ayamosna.
Mirador de La Tortuga:
Ayamosna es una de las zonas rurales azotadas por el abandono del mundo rural; este paraje que hoy nos parece inhóspito era uno de los graneros más importantes de La Gomera, donde se plantaba numeroso cereal como el trigo, la cebada y el chícharo, un tipo de garbanzo.
La extensa red de caminos empedrados debe su existencia a la abrupta topografía de la isla, pero también a la propiedad de la tierra, que de alguna forma modelaba un sistema de asentamientos de pequeños caseríos dispersos en el paisaje. A través de esta maraña de vías de comunicación viajaba un continuo de productos y personas. El intercambio fue tradicionalmente el remedio más eficaz del gomero para amortiguar los períodos de crisis. Las eras donde se trillaba el cereal son señas de una extensa cultura cerealística, y los bancales hoy abandonados poblados de tabaibas y cardones dan paso a un paisaje histórico que habla por sí mismo.
Desde este lugar podemos apreciar una de las mejores vistas de San Sebastián de La Gomera, con el Teide de la vecina isla de Tenerife como fondo. Impresionantes y caprichosas formaciones geológicas como el llamado Roque del Sombrero o Sombrerito a la izquierda, en el barranco de El Cabrito, y el constante sonido del viento hacen de este paisaje uno de los más singulares del recorrido.
San Sebastián de La Gomera, comúnmente denominada como La Villa es la capital de la isla y se encuentra situada al Este de la misma. Mi objetivo final es alcanzar el puerto, puerto que nació en 1955 y se ubicó en la bahía natural entre la Punta Los Canarios y El Roque de la Hila, éste ha sido el vínculo de comunicación de la isla con el exterior, factor decisivo para la evolución económica y social de La Gomera. La economía de San Sebastián ha sido históricamente de base agraria aunque en las últimas décadas ha sido reemplazado por el sector servicios y el turismo. En sus calles se puede encontrar un conjunto de señales históricas de gran relevancia presentes hasta nuestros días en buen estado de conservación, como la Torre del Conde, una de las pocas fortificaciones medievales que perduran en el Archipiélago, de planta cuadrada y tres pisos de altura, erigida entre 1445 y 1450 y ordenada construir por Hernán Peraza «El Viejo».
En 1488 se refugiaron en ella Beatriz de Bobadilla y su ejército, ante el asedio de los indígenas de la isla que pretendían su asalto tras haber dado muerte a su esposo Hernán Peraza «El Joven».
La ermita de San Sebastián es el primer templo de carácter religioso bendecido en 1450, donde se encuentra el patrón del municipio. La Iglesia de La Asunción, que combina estilos dispares como el gótico y el mudéjar, tiene pintado en sus paredes una representación del ataque de Charles Windham en 1443, acontecimiento muy importante para la historia de la capital. La casa de La Aduana o de La Aguada tiene un pozo en su patio principal que es, según la tradición, el lugar donde se abasteció de agua Cristóbal Colón para bautizar el «Nuevo Mundo». La Casa de Colón, del siglo XVII, consta de dos plantas en altura y posee una de las fachadas más hermosas de la vía, propiedad del Excelentísimo Cabildo Insular de La Gomera. Actualmente ha sido convertida en un centro de exposiciones.
San Sebastián de La Gomera (La Villa):
Tras comprar el pasaje de vuelta para Tenerife dispongo de dos horas largas para descansar y visitar tranquilamente La Villa.
Playa de La Cueva
En breve me dispongo a embarcar con la naviera Fred Olsen, poniendo punto final a dos jornadas espectaculares por los bosques gomeros de laurisilva, con el único deseo de regresar para nuevas rutas; mi próximo objetivo (septiembre/octubre del 2015) será cruzar en diagonal desde Valle Gran Rey por el barranco de Argaga hasta Agulo y finalizar en el espectacular Mirador de Abrante.
Rumbo a Tenerife (Puerto de Los Cristianos):
En el horizonte se dibuja el colosal macizo de Adeje con los roques del Conde, Imoque y Brezos, roques que superan los 1000 metros de altura.
Punto final a dos días épicos por la isla de La Gomera, un recorrido de 60 kilómetros repartidos en dos inolvidables jornadas.