Detrás de una buena fotografía siempre existe una historia, y detrás de esa historia, que nació el mismo día en el que aterricé por cuarta vez en esta isla de Fuerteventura, nacieron unas nuevas emociones arraigadas en este blog, imágenes que me llevan una y otra vez a aquella inolvidable ruta, recuerdos pasados, presentes y futuros pintados en estas fotografías ante las cuales regreso y viajo eternamente por las crestas volcánicas más altas de La Matilla, la Montaña de la Muda y el Espigón de la Mesa, atalayas cuyas panorámicas rompieron al alza cualquier expectativa antes formada.
Al plantearme ascender a los riscos más altos de La Matilla las expectativas estaban en una especie de limbo donde todo estaba neutral e inerte, me sentí como un náufrago a la deriva que divisa una isla a lo lejos. Una isla montañosa aún oculta por veloces jirones de nubes ante la cual no estaba seguro de si sería capaz de alcanzarla o no y, en caso de que así fuera, no estaba seguro de si eso me aportaría alguna satisfacción. En la cima, el paisaje rompió todos mis esquemas, la belleza que se abría ante mi sorprendida mirada era infinita, la satisfacción anegó mi sonrisa ante unos macizos y valles que sencillamente emocionaban.
Y pensé una vez más que las mejores cosas de la vida son inesperadas, porque no había expectativas, y eso precisamente sucedió en La Matilla, cuando decidí subir a sus enigmáticas montañas envueltas de nubes y viento.
































Tindaya




Montaña de la Mesa












Tindaya

Tindaya





Tindaya



Tindaya

Espigón de la Mesa
Las fuentes del Chupadero se localizan en la Majada del Chupadero a unos 400 metros de altitud, en la cara sur de la montaña de La Muda, dentro del paisaje protegido de Vallebrón. Las tres fuentes que encontramos reciben los nombres de «Fuente del Pozo o del Risco», «Fuente de la Pila» y «Fuente del Pocito».
A lo largo del sendero que nos sube y baja desde La Matilla hasta lo alto de la Montaña de La Muda denominada «La Mesa», además de las fuentes, nos encontramos con una serie de estructuras de piedras con fines bien distintos. La primera de ellas es el «zoco del pastor» utilizado como refugio por los pastores. Las siguientes estructuras de piedras que podemos observar son las denominadas «gateras» que se utilizaban para guardar los «baifos» en época de cría; una «gambuesa o corral», lugar donde se amarraban los burros o camellos mientras se llenaban las barricas de agua, se lavaba la ropa y se descansaba, y finalmente nos encontramos con una «Era», superficie donde se trillaban los cereales.
Desde La Mesa podemos observar algunas de las montañas más significativas del paisaje majorero destacando el Aceitunal y la Montaña de la Caldera, el Morro de la Fortaleza, parte del macizo de Betancuria, la Montaña de Tindaya, la Montaña Bermeja, además de las islas de Lobos y Lanzarote.



Tindaya



Tindaya






Gambuesa

Fuente de la Pila

Fuente del Pocito

Fuente del Pocito










De nuevo en el coche y aún con la luz del sol me dirijo hasta Tindaya en búsqueda de la pista de tierra que me conducirá hasta uno de los arenales más bonitos y recónditos de la isla majorera, la playa de Jarugo, poniendo fin a una primera jornada perfecta en la isla, con el recuerdo de una montaña de Tindaya totalmente a mis pies desde la atalaya y cima de la Montaña de la Muda.

Localidad de Tindaya:

Playa de Jarugo:


Espera lo mejor, planea para lo peor y prepárate para sorprenderte, bienvenido a La Matilla, bienvenido al paraiso!
Carlos Antolin