Viernes, 9 de Marzo del 2018
Hace hoy 86 años tres alemanes que trabajaban en el puerto de La Luz acometieron la primera escalada al emblema de Gran Canaria; tres días de fatigas y alegrías que dieron como resultado a la culminación de una cima invencible, un símbolo, una bandera de piedra, el Nublo había sido derrotado, su pequeña cima fue pisada por primera vez ante la incredulidad de la isla entera…

Muchas veces acometemos acciones tras las cuales se esconden viejas leyendas, leyendas que fueron ciertas y que nosotros las hacemos revivir en la memoria de lo que un día fue y hoy vuelve a ser, momentos históricos que envuelven de magia unos recorridos que ya de por si son mágicos.


El prisma del Nublo, asemejándose a la columna de un templo del Sol, domina el centro de la Isla, un Nublo que se alza sobre una enorme plataforma de roca rectangular con una altura de 63 metros, un monolito que hace de esa enorme y vasta mesa algo cautivador. Con la mirada firme y llena de determinación me dirijo hasta la base de sus lisas y verticales paredes buscando el flanco a través del cual aquellos tres lejanos héroes clavaron sus garras; regresamos hasta aquel lejano año de 1932 recorriendo las raíces de esta ya lejana aventura y escalada.
El Nublo permaneció invencible hasta que los tres alemanes: Hermann Rauscher, Jorge Wolfrehmied y Juan Langenbacher, la conquistaron, un ya muy lejano 20 de junio de 1932, enfilando el farallón a lo largo de tres largos días de tentativas, fracasos, sustos y una prohibición.

Aquel día de principios de verano apareció en lo alto del hermoso Roque una bandera alemana, y desde Tejeda, divisaron con el natural asombro las siluetas de aquellos tres seres humanos en lo alto del Nublo como demostración de que el gigante ya estaba vencido, rezuma la épica de unos tiempos en los que practicar una ascensión de este fundamento requería de algo más que calzarse unos pantalones bávaros; con cuerdas de pita, botas bastas, estacas, martillos, buriladores y pernos encargados a un herrero, algunos en aquella épocas moldeados a partir de ballestas de coches ingleses, pero en todo caso, “modernos medios de alpinismo” para la época, iniciaban el ataque un sábado 18 de junio de 1932 con dos tempranas derrotas consecutivas, entre ellas una peligrosa caída que fue “parada a tiempo”, caída que les llevó a replantearse la continuidad de tal peligrosa idea ante los últimos rayos del sol que ese primer atardecer iluminaron al invencible…
Tras la conquista, el trío permaneció en la pequeña cima del farallón hasta el atardecer, un farallón que constituye uno de los monolitos más grandes del mundo. Allí plantaron su bandera alemana, y desde tierra, los habitantes de Tejeda que los avistaron, respondían a los gritos y a los silbos de victoria de aquellos tres exultantes alemanes.
Esa expedición, que gozó de la hermosísima vista sobre casi la Isla entera no encontró allí rastros de escaladas anteriores, algo que se había intentado durante la I Guerra Mundial. Pero, ¿y antes de la Conquista no subiría alguien?. Julio Cuenca, arqueólogo, asegura que no existen indicios de la presencia de los antiguos canarios en la cima del roque, monolito que para los indígenas tenía un altísimo valor simbólico.
De vuelta a los años 30 del siglo XX, con la gesta de Hermann Rauscher, Jorge Wolfrehmied, y Juan Langenbacher quedaba franqueado el acceso al Roque Nublo, dando nombre a dicha vía y apertura como la Vía Alemana.
Al cambio de bandera pasaron años…
La segunda ascensión la realizan los también alemanes Enrique Rindel, Cheminits, Markersdorten y Rust Müller el 5 de febrero de 1933, pero para llegar a la tercera, que fue la primera nacional, se tuvo que esperar hasta el 31 de diciembre de 1946, cuando hacen cumbre un grupo de los Montañeros de la Falange Juvenil de Franco: Emilio Feito, Santiago Heredero, Mario Tecglen, Carlos Panadero, Agustín Bardaji y Manuel Gómez. Sobra decir que celebraron con un Cara al Sol el anhelado cambio de bandera. Siete años más tarde, el 30 de diciembre de 1953, se produce otra hazaña en condiciones, una de las subidas de más renombre, protagonizada por el grancanario Juan Suárez Herrera en solitario.
86 años después decido emular aquella lejana azaña escalando un Nublo que nos llevará a disfrutar de unas panorámicas en 360 grados alucinantes, una atalaya que abre de par en par toda la extensión radial de Gran Canaria.
Salgo del pequeño pueblo de Ayacata para alcanzar en escasos kilómetros – por la carretera GC600 – el parking turístico del Nublo, desde el parking y a través de un sencillo trekking alcanzamos la Mesa del Nublo; allí se alza nuestro reto, un gigante de roca que domina la extensa llanura.

Ayacata










Cima del Roque Nublo:


Los paisajes me han creado la mitad mejor de mi alma…

La Aldea – San Nicolás de Tolentino

Roque Bentayga

Puerto de Las Nieves – Agaete

Mesa del Nublo


Pico de Las Nieves


Roque Bentayga

Pico de Las Nieves

Mesa del Nublo

Mesa del Nublo



El camino hacia la cima es, como la marcha hacia uno mismo, una ruta en solitario…
