Los Boquetes – Jandía – Fuerteventura

Por carlos | 8 abril, 2017 0 Comentarios

Fotografía, quietud y paisaje…

La palabra «quietud» me devuelve a uno de esos pocos lugares en los que he encontrado la calma perfecta: cuerpo y alma en perfecta comunión; durante unos instantes el tiempo se congeló y dejé de existir; fue aquí, en las interminables y solitarias playas del sur de Fuerteventura, un litoral llamado Jandía, una península semidesértica en continuo combate, donde agua y tierra se baten sin tregua, decenas y decenas de kilómetros de mar abierto bañan día tras día, bajo un incansable y masivo oleaje, una cansada y envejecida costa, millones de años de lucha y erosión han originado este gigantesco museo escultórico de infinitas formas modeladas y cinceladas bajo la eterna percusión de toneladas y más toneladas del más furioso y salvaje de los océanos, un Atlántico voraz que derriba y borra constantemente cualquier rastro de presencia humana casi al instante, peinando y puliendo las pocas huellas de los escasos caminantes que se adentran en estas olvidadas playas de esta única e irrepetible Fuerteventura, rehaciéndose en un bucle infinito, renaciendo incansable una y otra vez; de Sur a Norte la naturaleza domina e impera, la quietud te invade, y esa sensación profunda de paz que anhelo todos los días, ocurre aquí, inexorablemente. Me pierdo de una manera tan hermosa que es difícil de describir. Mientras me siento en calma, mirando a través de los objetivos de mis cámaras, mis sentidos se agudizan; el aroma de la arena mojada me hace sentir arraigado a estas playas donde el tiempo permanece ajeno a la voracidad de este enloquecido mundo. El sonido de las olas batiendo con violencia estas desoladas costas, los vientos cargados de humedad y sal removiendo estos vastos desiertos de jable, el balido de cabras y ovejas en la distancia, aspectos y sensaciones, que me hacen sentir ajeno a la rotación imperceptible de este mundo enemigo de todo aquello que no sea el bien individual; y la vastedad de lo que veo hace que me sienta imperceptible, minúsculo e innecesario para un mundo maltratado y vejado que no nos necesita. Mis fotografías nacen de un lugar de emociones. No son un intento de captar la imagen perfecta, sino de apresar el sentimiento que me embarga cuando contemplo estos paisajes que me rodean, imágenes congeladas a través de unos objetivos que en realidad no son más que la representación directa e intrínseca de mi quietud mental y corporal en aquel día, allí, en la isla de Fuerteventura…

La memoria a través de la fotografía es como un agujero de gusano, un túnel que conecta dos puntos del espacio-tiempo, dos universos paralelos, Barcelona y el Archipiélago Canario, mis dos universos; memoria visual anclada en estas imágenes, reflejos de mi sombra que una vez recorrió esos parajes, acuarelas digitales cuya carga emocional permanece intacta en la memoria de estas imágenes. Un túnel del tiempo que ataja en el tejido del espacio-tiempo permitiendo unir dos puntos lejanos, un viaje relámpago a un pasado petrificado en la memoria del presente.

«Los científicos creen que un agujero de gusano tiene una vida muy corta. Se abre y vuelve a cerrarse rápidamente atrapando a la materia, y aunque consiguiera salir por el otro extremo, no podría volver.»

Costa Calma

Parque Natural de Jandía

La Pared de Jandía

La Pared está situada en la costa noroeste de Jandía, y es la prolongación de Los Boquetes. La Pared toma su nombre del muro de piedra que según se afirma recorría de costa este a costa  oeste dividiendo Fuerteventura en dos mitades, Maxorata y Jandía, los dos antiguos reinos de la isla.

 

La mitad de la belleza depende del paisaje y la otra mitad del hombre que la mira…