Refugio de Altavista (3.260 metros de altitud)

De las veinte personas que reservaron para pasar noche sólo nosotros llegamos a él; las «adversas» condiciones climáticas transformaron todos los accesos en un imposible para una inmensa mayoría. Con la única compañía del guarda disfrutamos excepcionalmente de un Refugio de Altavista por entero para nosotros solos, de hecho para sorpresa del guarda y responsable de las instalaciones en ese día, en Altavista, no esperaban a nadie…
Lunes 7/3/2016, 6:00 a.m.
La noche anterior ya cómodos y bien resguardados en el Refugio planificamos y decidimos atacar la cumbre del Teide con las primeras albas del nuevo día, saliendo aproximadamente del Refugio de Altavista sobre las 7:00 horas. Nos levantamos a las 6:00 horas para iniciar una nueva andadura bajo el sonido del hielo.
7:00 a.m.
La temperatura exterior es de -4 grados centígrados, el corredor por el cual ascenderemos sepulta por completo un sendero Nº7 del cual no hay ni rastro. Las primeras rampas solo empezar son de un desnivel extremo, con el sol a nuestras espaldas, los primeros rayos iluminan nuestro paso dejando a nuestros ojos una experiencia visual impresionante, infinidad de emociones se agolpan en nuestras miradas ante la magnitud paisajística que nos rodea, un entorno cuya espectacularidad se ve fuertemente incrementada ante un nuevo sol que literalmente reverbera en llamas el extenso mar de nubes existente a nuestros pies, miles de tonalidades y reflejos pintan de luz un nuevo día limpio y claro, el Parque Nacional arde literalmente en fuego bajo el frío del hielo.
Tras el colosal esfuerzo de la jornada anterior con un acumulado escalado cercano a los 3000 metros la fatiga hace mella en estas primeras rampas de hielo y nieve que nos conducen hacia la cumbre del Teide; nuestra compañera decide coger un ritmo más tranquilo de paso sin la presión de tener que seguir un ritmo ante el que no puede, decidimos dividirnos, la cercanía y en breve referencia del pico del Teide junto a la claridad que ofrece ya un tibio sol hacen que me aleje de ella sin más preocupación que esperar a volver a verla ya desde la cumbre y cráter del Teide; el firme lecho de una nieve semicongelada por las bajísimas temperaturas de la noche anterior, hacen que nuestros pasos «dentados» sean firmes y seguros sin riesgo alguno de hundirnos repentinamente.




Tenemos visual de nuestro objetivo, frente nuestro, el pico y cráter del Teide, también conocido con Pan de Azúcar.

El cono de unos 150 metros de altura, denominado Pilón o Pan de Azúcar aparece ya ante nuestra vista, el último tramo de sendero que accede al pico y cráter del Teide, el Telesforo Bravo, y que nace desde La Rambleta (parte alta del Teleférico del Teide), lo tenemos frente nuestro, la nieve que lo invade todo hace que podamos seguir otra trayectoria y alcanzar el tramo superior del empedrado del Telesforo Bravo sin necesidad de pasar por La Rambleta. Los últimos metros de acceso están limpios de nieve y los cubrimos sin los crampones, en breve haremos cumbre, en breve tendremos todo Tenerife bajo nuestros pies, las vistas son indescriptibles bajo la única compañía de un silencio sólo roto por el gélido viento que peina sin cesar las cumbres heladas del Teide.


Tenemos visual de la parte alta del Teleférico del Teide (La Rambleta – 3.555 metros de altitud -), punto desde el cual nace el regulado sendero número 10, el Telesforo Bravo, pero no se hace necesario alcanzar el sendero del Telesforo Bravo desde su origen, el denso manto de nieve nos ofrece la oportunidad de conectar con dicho sendero unos cuantos metros más arriba economizando pasos y energía, hasta donde la nieve exista nosotros continuaremos a través de ella…


La Rambleta (3.555 metros de altitud)








Las fumarolas de azufre agitadas por las ventiscas de los aliseos nos advierten de la cercanía de la cima del Teide, el olor a azufre y el calor de las fumarolas que surgen del interior de la tierra nos advierten de que este gigante simplemente está dormido…


conforme el sol gana altura la proyección mengua

La Fortaleza en el horizonte



Cumbre del pico del Teide
La atmósfera es perfecta, sin rastro de nubes ni de calima, la mayor atalaya de España proporciona una visual en 360 grados sencillamente espectacular hasta donde la vista alcance, las turísticas localidades del Sur de Tenerife, las islas vecinas fusionadas entre el azul del Atlántico y el azul del cielo, infinidad de volcanes, montañas y roques convertidos en miniatura bajo el ojo ciclópeo de este gigante dormido…

El cono gigantesco que constituye hoy el Teide es un estratovolcán originado por innumerables y sucesivas erupciones, cuyos productos han ido superponiéndose a lo largo de los siglos.
El circo de Las Cañadas está formado por dos semicalderas separadas entre sí por una alineación rocosa: los Roques de García. Estos parten perpendicularmente desde las proximidades de las Cumbres de Ucanca y son hoy uno de los elementos más característicos y visitados del Parque Nacional. En la zona que separa ambas semicalderas se formaron, posiblemente en la Era Cuaternaria, los volcanes gemelos: el Pico Viejo o Chahorra y el del Teide. De estos dos volcanes, el más occidental, el Pico Viejo, es el más antiguo (200.000 años) y está rematado por un amplio cráter de unos 800 metros de diámetro a 3.134 metros de altura.
El Teide, más reciente, terminaba al parecer en el cráter de La Rambleta, aunque una erupción posterior dio origen en su interior a un nuevo cono de unos 150 metros de altura, denominado Pilón o Pan de Azúcar. Este cono lo remata, a su vez, un pequeño cráter de 80 metros de diámetro: el cráter del Pico del Teide.
Después de disfrutar de la atalaya del Teide nos resguardamos de un viento helado en la parte alta del sendero Telesforo a la espera de la compañera, pronto aparecerá en el horizonte…




isla de La Gomera

Con unos niveles bajísimos de hierro en su organismo que le sembraron dudas desde el principio ante este durísimo reto de dos días de alta montaña, nuestra pequeña demostró ser un verdadero gigante, con su imborrable sonrisa y su desbordante alegría incluso cuando el dolor físico le hacía mella hasta lo insoportable, aquí reaparece ella, a escasos metros de la cima y techo de España, en breve se verá recompensada por un paisaje de tal magnitud que cualquier rastro de agotamiento desaparecerá como por arte de magia ante esta naturaleza tan salvaje y única.










Ya todos juntos descendemos el sendero del Telesforo Bravo en búsqueda de La Rambleta y Teleférico del Teide dónde nos separaremos, ella pone punto final aquí, nosotros continuamos marcha e iniciamos un vertiginoso descenso hasta El Portillo, 15 kilómetros nos separan de la meta final, donde nuevos paisajes seguirán recompensando a nuestros sentidos, La Cueva del Hielo, Montaña Blanca, Montaña Rajada, Montaña de Los Tomillos, La Fortaleza y finalmente el Centro de Visitantes del Portillo.




La Rambleta – Teleférico del Teide



Pan de Azúcar – Pico del Teide
Fotografías del descenso:



























Huevos del Teide

Huevos del Teide



La Fortaleza

Izaña























Punto final a 30 kilómetros de ruta
A mí, por lo menos, me ha sucedido varias veces. Y es porque en estas tierras nuestras, de impresionante silencio y trágica soledad, se siente que todavía no ha terminado el día sexto del Génesis, y que aún circula por ellas el soplo creador. Y por eso las llamo las tierras de Dios…
A mis inolvidables amigos Carlos, Héctor y Mar…